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Juan Berraondo
Hace ya unas cuantas décadas, a mediados del siglo pasado, surgió la corriente plástica que se dio en llamar nueva figuración. Se trata de la pintura figurativa que se produce tras la etapa de la abstracción. Puede verse como una reacción contra el arte abstracto, pero también un intento de hacer figuración construyéndola a partir de la experiencia de la abstracción, que se resiste a ser abandonada. Vuelve la figuración, pero no quiere ser la de antes. Es en esta corriente donde habría que inscribir estos trabajos.
El intento de conjugar las dos tendencias, abstracción y figuración, se traduce en que las figuras se hacen esquemáticas, alusivas, evitando definirse. Aparecen cuerpos humanos, pero se deforman como si quisieran prolongarse en otros. Se juega con la figura que resulta del contacto o de la superposición de dos o más. A veces la conjunción de abstracto y figurativo es mera yuxtaposición y junto a cuerpos reconocibles como tales se dejan ver formas decididamente abstractas. En general, viendo el conjunto, gana, por decirlo así, la figuración. Aun cuando en alguno de los cuadros a primera vista parece imponerse la abstracción, se descubre que conserva una referencia figurativa.
El resultado viene a ser un cruce entre el expresionismo y el surrealismo. Pero igualmente se deja notar un interés por lo clásico, desde los frisos hasta los retablos. Se trasluce mucha visita a museos, a iglesias, como también un fondo de horas y horas de lectura de tebeos. Podría decirse que se trata de “metapintura”, de pintura sobre la pintura. No se representa el mundo exterior o no se alude directamente al mundo, sino que los temas o los motivos son los representado en cuadros y relieves de otras épocas. Han dejado una impresión y es esta impresión lo que se busca reflejar.
Me he dedicado profesionalmente a la Filosofía, pero sin dejar de lado la pintura, que ha venido cobrando cada vez mayor importancia. Hace algún tiempo me preguntaron qué relación tenían para mí las dos actividades. Entonces respondí que ninguna, que eran caminos distintos.
Ahora, en cambio, creo que tienen mucho que ver. A fin de cuentas, aunque se trate de lenguajes distintos, tiene que haber pensamiento en la pintura.